martes, 12 de julio de 2011

PARTICIPACION CETPVI EN PANEL MUERTE DIGNA....

Panel: "Muerte Digna"
Fecha de edición (23-05-2011 19:15:35)

*Nota:                                                                                                            
Por: Arq. Manuel Yela Osorio
Cuatro voces, cuatro estilos, cuatro puntos de vista y un solo tema: “Muerte Digna”. Para escuchar varios tópicos acerca de ello asistimos a un panel el pasado viernes 6 de Mayo de 2011, en punto de las 9:00 hrs. donde, teniendo como palestra el Aula Magna II del campus universitario, pudimos captar el tema aludido desde los enfoques y perspectivas de un médico, un abogado, un psicólogo y un sacerdote católico.
 El Dr. Félix Mendoza Alonso fue el primero en abordar el tema, aclarando que la llamada muerte natural ya no existe en la práctica actual de la medicina, en cambio, resulta frecuente que se mencione la negligencia médica. Sin embargo hizo una excepción al mencionar algunas de las enfermedades catalogadas como terminales. La medicina Paliativa está dedicada al tratamiento de este tipo de pacientes, los que, al menos aparentemente, carecen de la esperanza de curación.
Mencionó el doctor que las personas deben ser tratadas como tales hasta el final, siendo uno de los primeros requerimientos su asistencia psicológica por el impacto que ocasiona la noticia, en el paciente y en sus familiares. Clínicamente es necesario el tratar de dominar los síntomas, pues en ocasiones resulta imposible el llegar a sanar la enfermedad. No obstante, la persona merece el respeto como tal y es indispensable el brindarle todo tipo de auxilios y apoyos: psicológico, clínico, legal y hasta religioso; brindándole más que nada compañía hasta el final.
Es importante destacar que el doctor Mendoza es médico cirujano con especialidad en anestesiología, y cuenta con un diplomado en tanatología y ha demostrado interés por los cuidados paliativos. Por ello, terminó su intervención reiterando que “El ser humano siempre será un Ser Humano, que merece respeto incluso después de su muerte”.
Tocó el turno a la Lic. Gloria Ramírez Villegas, quien inició su participación haciendo una pregunta al auditorio: ¿Se puede disponer de la vida de alguien?
 Desde el punto de vista legal, existen varias controversias en el mundo entero que tomando en cuenta razas, creencias y costumbres, resulta difícil englobar o resumir de forma breve.
En seguida nos expuso una lista de países que ya han legislado acerca de la práctica de la eutanasia, la ontonasia y otras prácticas parecidas, donde varían únicamente detalles de tipo legal y protagónico de las personas. También nos explicó que un grupo de naciones se encuentran en proceso de legislación. Y finalmente abordó el estado actual de estos temas en el que se encuentra México, asegurando que en el presente nuestra constitución acepta o considera legal el interrumpir la vida de una persona sólo en el caso que ella misma lo haya dispuesto de forma clara en un documento notarial mientras conservaba el uso completo y racional de sus facultades.
En su opinión la muerte es parte de la vida, por lo que la eutanasia no puede considerarse como una muerte digna. Una muerte digna consiste en cuidar al enfermo  de una manera adecuada, donde prolongar la vida no signifique alargar su agonía. Se trata de vigilar el respeto por nosotros mismos pues somos seres humanos hasta el final.
La abogada Gloria Ramírez es Maestra en Derecho Civil y está cursando maestría en ciencias de la educación.
La Psicóloga Wendy Rocío Vázquez Infante es master de clínica en salud en León, España; tomó cursos para la atención de pacientes terminales en Barcelona; cuenta con un diplomado en cuidados paliativos; es miembro del equipo de formación del diplomado en bioética y tanatología en el I.M.S.S.; presidente y miembro fundador del Centro de Tanatología y Psicología de Vida, A. C.
Y fue ella quien tomó la palabra diciendo que se debe respetar la calidad de vida de las personas, considerando que unos cuidados paliativos adecuados forman parte de esa calidad en la vida del paciente como ser humano, cuidados que no pueden suspenderse, a menos que el enfermo haga la petición de forma libre y voluntaria.
El problema está en que, dependiendo del tipo de enfermedad, no siempre es posible que esto suceda. Lo que nunca debemos perder de vista es que todos tenemos derecho a morir humanitariamente.
Finalmente, el Dr. Carlos Sandoval Rangel, después de asentar algunos conceptos expresados por los panelistas anteriores, inició su participación asegurando que la vida no termina con la muerte, ya que para todos los creyentes, la muerte no es sino el final de la vida que se llevó y el inicio de la verdadera vida. Enfatizó la importancia de   darnos cuenta de la liga tan íntima y estrecha que existe entre la vida y la muerte. Señaló que si nuestro deseo es el llegar a tener una muerte digna debemos preocuparnos por gozar de una vida digna. Vivir con dignidad y la consecuencia lógica será morir también con dignidad.


Finalizó su intervención puntualizando que toda persona que muere dignamente deja como herencia una lección de vida, no de muerte, a toda la humanidad principalmente a todos los que continuamos viviendo. Es curioso, pero real; la muerte dejando experiencia de vida y ambas pueden llegar a constituir un legado de dignidad.
El Pbro. Sandoval es doctor en filosofía, estudios que realizó en Roma.

ACOMPAÑAMIENTO AL ENFERMO TERMINAL






Ante un mundo donde hay  tanto sufrimiento; el sufrimiento humano no nos deja indiferentes .  Vemos el sufrimiento que procede de causas naturales, inundaciones, terremotos, enfermedades que sin consideración alguna afectan a niños, jóvenes y ancianos, el sufrimiento causado por actos violentos, asesinatos, hambre, etc.  Este sufrimiento nos plantea siempre un interrogante doloroso: ¿por qué?, y ante esta realidad nuestro reto es: ¿Qué debemos hacer?
La respuesta nos la da Jesús en su enseñanza  del buen samaritano: el corazón que Ve y actúa donde se necesita, es decir, nuestro reto como Agentes de Pastoral de la Salud  es acompañar. Y hoy nos detendremos en el acompañamiento al enfermo que se encuentra en fase terminal.
El acompañamiento es esencial en esta etapa en que vive el enfermo y su entorno.
El acompañamiento es:
La relación de ayuda en la cual Jesús se pone al lado del acompañado a través del acompañante.
No busca resolver problemas, sino dar sentido espiritual a la vida.
Objetivo:
Ayudar a las personas a descubrir la presencia de Dios en sus vidas.
Animarlas a que se dejen iluminar y transformar por la Palabra de Dios.
Lo definimos como la manera de acercarse, de hacerse presente, de saber estar, de escuchar, de comprender, de confrontar con el enfermo y con su entorno la situación que viven.
El acompañamiento es una experiencia personalizada,  diferenciada, dinámica  en la que las circunstancias concretas y necesidades nos refieren los momentos y situaciones del enfermo.
El acompañamiento es un viaje al fondo de la historia de la vida de la persona y de su entorno. Este viaje tiene sus itinerarios. Diferentes y diversos al mismo tiempo.
Para acompañar al enfermo es necesario tener presente estas orientaciones:
1.El acompañamiento es un proceso.
El acompañamiento tiene sus perspectivas, sus momentos fuertes y débiles, sus dudas, sus silencios, sus progresos y sus retrocesos. La persona vive un proceso que tiene su dinámica y que resulta nuevo cada día según las perspectivas que afloran a cada momento. Un proceso que tiene una carga emocional según la manera de ser de cada uno y el modo de vivir la situación.
Un proceso que puede facilitar el crecimiento y la madurez de la persona a partir de la situación en que vive, o que puede bloquearlo quedando a merced de las reacciones y de las situaciones que se presentan.
Al hablar de crecimiento se  hace referencia a la capacidad que tiene el enfermo para ubicar lo que vive, para asimilarlo,  valorar los detalles que tiene a su alcance, para dejarse cuidar, para reconocer las propias huidas y sobre todo para encontrar el sentido cristiano que tiene el sufrimiento.
Al hablar de bloqueo, nos referimos a la dificultad o incapacidad para asumir, asimilar, aceptar, hallar recursos y salidas a la situación en que uno vive, con realismo y con sentido.
Acompañar en este proceso implica tener una actitud abierta que facilite un clima de naturalidad y de confianza que favorezca comentar, evocar, protestar, pedir, cuestionar, expresar preguntas, dudas, inquietudes que uno lleva en el interior y se remueven.
También se da un proceso personal en el acompañante, que puede ayudarle a crecer o empujarle al bloqueo.
Cuando el acompañamiento no se vive como un elemento que sana, fácilmente deja heridas que poco favorecen la escucha, el acercamiento, la acogida, la comprensión necesaria, el ser el espejo donde el enfermo pueda reconocerse como tal, y reencontrar maneras que faciliten la reconciliación.
Así pues Acompañar, consiste en saber respetar el mundo interior del enfermo hasta que él nos permita entrar en él. En saber apartarse cuando él desea permanecer solo consigo mismo y continuar solo afrontando el camino que le queda por recorrer.
2.El acompañamiento necesita de unas condiciones.
La situación  terminal del enfermo,  lo   afecta en sus dimensione física, intelectiva, emocional, social, y espiritual.  Lo cual se  ve reflejado en los  indicadores clínicos, emocionales, relacionales, sociales, espirituales que nos describen el momento por el que pasa cada enfermo y cómo vive su fase terminal.
El acompañamiento será posible en la medida en que, en cada una de estas dimensiones se den las condiciones que lo favorezcan:
•Aspectos clínicos: control de síntomas, proceso de información del enfermo, conocimiento de la evolución de la enfermedad…
•Aspectos personales: control del impacto emocional, capacidad de resistencia ante las dificultades, formas de afrontar el dolor y el sufrimiento, recursos personales…
•Aspectos sociales: entorno del enfermo, asuntos pendientes resueltos…
•Aspectos de comunicación: el impacto de la primera impresión, el nivel de confianza, la capacidad de empatía…
Todos estos aspectos y la misma dinámica del proceso dan el ritmo al acompañante. Proceso que evoluciona lento, dentro de lo previsto o rápido.
El ritmo del acompañamiento lo da el enfermo, por l o que es importante detectar cuáles son las preocupaciones o aspectos que se necesitan abordar para facilitar que él mismo vaya asumiendo con sentido  cristiano esos momentos.
El que acompaña debe analizar y revisar cómo se ha desarrollado el seguimiento del enfermo y qué sensación se experimenta cuando al final se precipita.  Pues es importante tener la capacidad de vivir con satisfacción el camino recorrido. Ya que nos percatamos de que el acompañamiento se convierte en una mediación cuyo alcance queda en el corazón y en la historia de la persona que lo ha recibido.
En algunas  situaciones, en la fase terminal del enfermo, es necesario, apoyar a los familiares ayudándoles en su percepción y vivencia del momento. Ya que el golpe que supone la situación genera reacciones que son difíciles de aceptar.
El acompañante necesita una capacidad de contención, que de énfasis a la expresión de los sentimientos.  Ya habrá tiempo después para expresar con palabras la comprensión de la situación y el consuelo necesario.
3.El acompañamiento quiere facilitar la comunicación.
La comunicación es importante en el proceso del enfermo, pues ayuda a que el acompañamiento sea una experiencia concreta y personalizada.  En estas situaciones tiene una importancia decisiva el lenguaje no verbal.
Hay momentos en que los gestos, las miradas, los silencios, el estar cerca son significativos, cuyo sentido se va descubriendo a medida que trascurren las horas y los días que se comparten en aquella situación.
La comunicación tiene un ritmo. Que tiene momentos para expresarse y otros para guardar silencio; momentos para hacer preguntas y otros para asimilar respuestas, momentos para la actividad y otros para interiorizar; momentos para sentir la intranquilidad y el miedo, y otros para disfrutar de la calma y de la serenidad.
La comunicación tiene un aprendizaje: Es difícil comunicarnos cuando estamos bloqueados por una situación que está marcada por las pérdidas, la vulnerabilidad, los miedos, la intranquilidad…
El que acompaña puede ayudar y facilitar la comunicación si deja que el enfermo sienta  confianza, exprese sus sentimientos y narre sus experiencias y sus propias vivencias. Ha de seguir un aprendizaje de comunicación, comprendiendo progresivamente cómo vive el enfermo su situación concreta.
Algunos elementos importantes que   Graf Durkheim  resalta porque facilitan que la historia del enfermo sea una fuente de comunicación son:
1.El reencuentro con el otro, abre la posibilidad de una comunicación a fondo en la que cada cual se halla a sí mismo y percibe al otro como punto de referencia. Se trata de la experiencia que nos permite “estar con”. Es aquí donde podemos ayudar a seguir el proceso de reconciliación consigo mismo, con los demás, y con Dios si se trata de un creyente.
2.El culto, es la expresión de la dimensión religiosa que nos permite encauzar todas las expresiones y vivencias que nos acercan al sentido de la trascendencia. Los rituales  son una manera de vivir experiencias que aportan aspectos positivos al enfermo.

Facilitamos la comunicación cuando permitimos que el enfermo  exprese sus sentimientos, narre sus vivencias y experiencias, y nos esforzamos en comprender cómo vive si situación concreta.